Ay los lambones…

 

Que bueno es poder descargar la furia con el teclado por medio de un post y no a través de los puños contra la persona que te ocasionó tomarla. Pocas veces he escrito un post incómodo, a decir verdad, creo que esta es la primera o la segunda vez que lo hago.

Nunca he concebido la idea de que existan los lambones (atención REL para el DDD), nunca me han simpatizado, mucho menos para unirme a su conjunto y ser uno de ellos. Le puedo profesar mi admiración a una persona digna de la misma y hasta a una que sea indigna de ésta, puedo ayudarla en lo que sea. Puedo aceptar la admiración de otra persona y cualquier reconocimiento, pero de ahí a convertirme en el lambón de alguien, conmigo no va.

Como diría el discípulo de Felix del Rosario “con eso se nace” y afortunada o desafortunadamente yo no nací con eso. La palabra lambón, no suena profesional y carece de todo glamour, pero sucede en todos los niveles, hay lambones de todas las clases, de hecho quedará pendiente la descripción del lambón dentro de la sección “personajes dominicanos”

Entienda lo siguiente, no soy lambón y no puedo estar detrás de usted todo el tiempo, porque no es mi estilo, si la forma en que nos congraciaremos depende de eso, entonces no nos congraciaremos jamás, porque no es mi estilo. Entiendo que con mi personalidad y mi trabajo me he ganado su respeto y los méritos que sobradas veces usted me ha reconocido, no porque yo se lo haya pedido, sino porque he sido gente de una sola cara. Siempre he dicho presente cuando los demás han estado ausentes.

A su lambón lo felicito, porque él es su lambón, pero que sepa él que no me interesa imitarlo y que no me interesa lo que piensa él de mí, ni lo que le dice el a usted de mí, pues yo sólo me defiendo cuando entiendo que vale la pena hacerlo, no cuando entiendo que quien me acusa no está a la altura moral de Yolanda…