Escribo sobre este tema, a propósito de observar muchas realidades y leer muchos escritos relacionados con ambos componentes sin que, necesariamente, guarden relación uno con el otro. Desde hace muchos años los políticos llevan el discurso en sus campañas de trabajar por disminuir la brecha social, en otras palabras, hablan de la necesidad de redistribuir las riquezas, sin embargo día tras día vemos como va ocurriendo lo contrario, cada día hay más pobres y los ricos siguen siendo los mismos, con ciertas excepciones de algunos políticos, algunos deportistas y algunos que han acumulado riquezas ilícitas.
Hace algunos días leí una publicación de los hombres más ricos de la República Dominicana y me llamó mucho la atención que, apenas el 20% de éstos habían autogenerado su fortuna, el resto la había heredado. Esto en esencia no es bueno ni es malo, pues todos hubiéramos querido nacer en un hogar económicamente privilegiado. La razón por la que me llamó la atención es porque vivimos en un país escaso de oportunidades, donde el sol no brilla para todos y no existe intención alguna de quienes nos han dirigido ni de quienes nos dirigen en la actualidad para que eso cambie.
La educación que recibimos, desde la básica hasta la superior, nos guían a que seamos parte de un sistema, no hay incentivos para romper paradigmas. Nos educan para ser empleados y para que nuestro objetivo máximo sea lograr un puesto de alta dirección en el lugar donde estamos empleados. Por otro lado, no existen incentivos suficientes en la parte gubernamental para quienes deciden emprender, la carga fiscal es los suficientemente abrumadora como para pensarlo mucho antes de emprender una idea, pues en muchos casos el capital del que se dispone representa los ahorros de toda una vida. Las fuentes de financiamiento de las que dispone el sistema bancario se limitan a financiar sólo el desarrollo de empresas existentes, más no de nuevas ideas ni empresas emergentes.
Reflexionando sobre lo expuesto, nos quedamos con la lección de que nadie ha hecho y nadie hará nada para disminuir o eliminar la brecha social, y que muy lejos de cerrarse dicha brecha, se amplía cada día más. Y es algo muy sencillo, para lo cual no se requiere de ningún análisis profundo, sólo tenemos que pensar y hacernos las siguientes preguntas ¿A quién le beneficia que se cierre la brecha social? ¿A quién le beneficia que haya menos gente pobre? ¿A quién le beneficia que haya más personas económicamente activas y con mayor poder adquisitivo? También podemos hacer la inversa y preguntarnos a quién perjudica.
A lo mejor existen respuestas múltiples para las preguntas del párrafo anterior, sin embargo, en todas debe existir un factor común, ese factor es la persona que logra la escala. Así mismo, se trata de estar más interesado uno mismo que las autoridades que gobiernan el Estado, se trata de tener objetivos y a esos objetivos implantarle una ruta (estrategia) para lograrlos, se trata de que si usted no hace nada por usted mismo, no espere que el gobierno, los empresarios, los extranjeros, ni nadie haga nada por usted. Es de suponer que quienes no estamos en una situación privilegiada, luchemos por superación, pero si no estamos haciendo nada para ser mejores personas o para salir del hoyo en el cual nos encontramos, tampoco podemos esperar que la respuesta a como mejoraremos caiga del cielo, o que alguien se preocupe por nosotros ni mucho menos pensando que al jugar un billete de lotería podemos cambiar nuestra realidad de un momento a otro.
Con mucha pena veo como cada vez incrementa el desinterés por adquirir conocimientos en la gente que se supone, aspira a superarse, algunas personas entienden que por haber resuelto lo básico en la actualidad no tienen razón para desear algo mejor, peor aun, muchos están asistiendo a las aulas implantando la modalidad de “gradúese ahora y aprenda después”. Con el sistema en contra y con nuestro enemigo más grande (nosotros mismos) en contra, se hace imposible disminuir las brechas, si la actitud no cambia estructuralmente, los resultados serán siempre los mismos, trato por esta vía de hacer un llamado a tener una visión diferente, a aspirar cosas mejores, a contribuir con aquello que nos posibilite dar ese paso. Entienda usted que, nadie más que usted mismo está llamado a luchar por usted.
La equidad social, la justicia social son palabras bonitas que componen los discursos de personas que buscan sobre todo resolver sus propios problemas, sino nos empoderamos de resolver los nuestros poniéndole el grado de seriedad que nuestra situación merece, sino nos esforzamos en superarnos a nosotros mismos, entonces estamos construyendo sobre bases de arena. Educación es la primera respuesta clave para lograr que otras cosas sucedan.