Las apariencias engañan
Cuando escuchamos o leemos esa frase, regularmente, entendemos que es en alusión a algo feo que tiene algo bonito por dentro o a algo que se ve arruinado por fuera pero que por dentro está muy bien, en fin siempre que leemos esta frase nuestro subconsciente registra que lo de adentro esta bien y que lo de afuera no o que lo de afuera esta bien y lo de adentro no, siempre contraste, pero casi nunca registra que puede existir un al traste.
Para hablar de una persona y decir que las apariencias engañan, deben darse algunas cualidades, por ejemplo que la persona sea fea y de agradables y dulces sentimientos, que la persona parezca desagradable y sea agradable o que la persona parezca una dulzura y sea un diablito.
Todo este preámbulo, para decir que muchas veces nos fijamos en la apariencia exterior de la persona y aun luciendo muy bien, esa apariencia exterior nos aleja de conocer la parte interior, que en la mayoría de los casos es más importante que la exterior.
Es normal que en el caso de los hombres, la atracción por las mujeres comience por los ojos, por la parte física, pero el problema es cuando por ahí termina, es decir cuando sólo eso es suficiente, pues todo quedará en una atracción, todo será ilusión y se irá con tiempo, con poco tiempo.
Es algo injusto evaluar y calificar a las personas por lo que se ve de ellas, pues muchas veces nos quedamos viendo lo que todo el mundo ve y perdemos la oportunidad de descubrir lo más interesante, lo que está por dentro. Siempre he estado claro con que lo que se ve se pierde y cuando se pierda sólo te quedará lo que no se ve. Si te enamoras perdidamente de una mujer por todo lo que su físico te ofrezca, lo disfrutaras, pero cuando ese físico se haya ido, no tendrás nada más que buscar en ella.
Muy por el contrario ocurre cuando se complementa lo de adentro con lo de afuera, pues después de que los años hayan pasado todavía habrá mucho que encontrar.
Más aun, siempre habrán cosas interesantes, pues lo físico sirve para lograr la exhibición y llenar nuestro ego, para devorarlo con todas las fuerzas de la carne, pero lo espiritual, lo intelectual, lo que es intangible eso es lo que nos conduce a la verdadera felicidad, a aquellas cosas que disfrutamos hasta más allá de los años, hasta más allá de la distancia, hasta más allá de la carne, hasta más allá de las arrugas, hasta más allá de lo que alcanza nuestra mirada…