Estoy completamente seguro de que entre las pocas personas que leerán este post completo, una buena parte de ellos intentará crucificarme y dirá que no tengo la razón, sin embargo tengo argumentos más que suficientes para justificar el titulo de este escrito.
La reingeniería es un proceso nacido en la década de los 80’s y criado y reproducido en la década de los 90’s, para mí cumple su ciclo de vida en esta década y si acaso se extiende a la década siguiente, tomando en cuenta que algunos autores todavía la validan, entonces es muy posible que se continúe mencionando por lo menos en las aulas.
Según Michel Hammer, la reingeniería es empezar de cero, en una hoja en blanco, porque se considera que prácticamente todo lo que hacíamos antes, como empresas, como instituciones, parecería estar mal hecho, considerando los resultados obtenidos. Esta es una de muchas definiciones, sin embargo no es la única que valido para mi exposición.
En los años 90, la reingeniería se vendió como un aliado o una avanzada de la globalización, eso le permitió a sus auspiciadores venderla y hacerla entender como parte de la etapa de modernización de los mercados y un requisito para la apertura de la nueva aldea global a la que indefectiblemente nos veíamos encaminados.
Desde mi punto de vista el gran fallo con la reingeniería vino, primero por creer en la falacia de que todo lo que se había hecho hasta el momento estaba mal y segundo por no tener un concepto definido sobre las acciones a tomar. Es decir es imposible que una empresa haya llegado hasta donde a alcanzar niveles cuantiosos, teniendo falla en todos sus procesos y procedimientos, no es verdad que un cambio radical indique comenzar de cero y mucho menos es verdad que una moda revolucionaria tenga que indicar el curso de la historia administrativa y ese fue el mito que vendieron de la reingeniería.
Después de muchos experimentos con ensayos y errores, se pudieron sacar algunos procesos completamente funcionales, entre ellos el OUTSOURCING y el DOWNSIZING. Las empresas por heterogéneas que sean siempre tendrán un objetivo en común, crear beneficios, obtener ganancias, llegar a resultados con superávit y para ello siempre tendrán dos (2) únicas alternativas, la primera incrementar los ingresos y la segunda disminuir los costos y/o los gastos, sin embargo hay que ser demasiado cuidadoso para acudir a la segunda alternativa, primero porque entre las principales alternativas una apunta a la reducción de personal y otra a la reducción de procesos y ambos puntos son de extrema delicadeza, tanto así que su mala utilización pueden hacer quebrar a una empresa o hacerla perder su liderazgo en el mercado. De eso hay varios ejemplos en la República Dominicana.