Dizque el primer amor no se olvida, ta’ fuerte

En mis andanzas por la vida he visto, vivido y aprendido muchísimas cosas, desde joven fui un carajito muy inquieto y muy atraído por el sexo opuesto. Salí del closet muy temprano, todos mis familiares se percataron a tiempo de que yo era lesbiano, pues a los 11 años ya había tenido amores con todas las muchachas del vecindario, sólo que ninguna de ellas lo sabían, eran victimas de mi imaginación y por qué no de mis habladurías.

A pesar de tener algunas novias con su previo consentimiento, no fue hasta los 13 años que probé la pasión de un beso, fue una niña que tenía quizás un año menos que yo en edad, sin embargo me llevaba como 5 de tigueraje, se llamaba Yahaira y le apodaban Jenny (nombres reales), nos conocimos en una fiesta y yo como todo galán la invité a conversar (no sabia bailar mucho, de hecho no creo que sepa aun), ese mismo día nos hicimos novios y yo consiente de lo que había que hacer, pues también dimos nuestra comidita de gallina, la muchacha se me hizo la tímida, pero sólo fue durante la introducción.

Fueron días buenos aquellos, hasta que se me ocurrió presentarle mi novia a mi Mamá, que fallo, cuando fui a mí casa se sustentó la siguiente conversación (nosotros afuera y mi Madre adentro, separados por la verja frontal):

Yo: Mami, te presento a mi novia…
Mi Mamá: Mire carajo, usted todavía no sabe ni bañarse bien, y ya anda dizque con novia, buen fresco…
Yo: …
Y ustedes creen que yo dije algo más?

A ella le dio una vergüenza grandísima y a mi ni se diga, tal fue la desilusión que la siguiente novia oficial que conoció y trató con mi familia, fue mi esposa y lo hizo luego de que ya nos habíamos casado…

Dicen que el primer amor nunca se olvida, yo no creo que ella haya sido mi primer amor, pues no me acordaba de eso, y cuando venía esta mañana una canción me hizo recordar esos tiempos, sin embargo gracias a DIOS siempre he disfrutado de buena memoria…

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